¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?
pensando en tus manos ebanosas moviéndose,
moviéndose ágilmente entre mis manos secas,
secas como mi corazón, exhausto de amarte.
¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?
Mis versos resuenan en la vacía inmensidad,
vacía de mi amor en el vacío de mi corazón,
vacío de todo, menos de ti, oh, Apolonia,
oh, suave céfiro, suave miel de mis ojos.
¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?
Delicado rocío esta noche ha caído,
el cielo llora tu ausencia, tu partida queda;
queda partida en penumbras cómplices,
queda partida a una Arcadia lejana.
¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?