Religio Amoris, ¿qué es?

Un tópico literario que se refiere al carácter alienante del sentimiento amoroso, presentado como una enfermedad o servidumbre de la que el hombre debe liberarse

viernes, 25 de enero de 2008

¿Dónde estás, Apolonia?

¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?


Luengas tardes he pasado solo, pensando,
pensando en tus manos ebanosas moviéndose,
moviéndose ágilmente entre mis manos secas,
secas como mi corazón, exhausto de amarte.

¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?

Mis versos resuenan en la vacía inmensidad,
vacía de mi amor en el vacío de mi corazón,
vacío de todo, menos de ti, oh, Apolonia,
oh, suave céfiro, suave miel de mis ojos.

¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?

Delicado rocío esta noche ha caído,
el cielo llora tu ausencia, tu partida queda;
queda partida en penumbras cómplices,
queda partida a una Arcadia lejana.

¿Dónde estás, Apolonia?
¿Dónde estás que no oyes mis gritos?

martes, 15 de enero de 2008

A Apolonia

Estás en el pequeño mundo,
en el pequeño continente
y en el pequeño país;
dentro de la pequeña ciudad,
en la cual se halla tu pequeña casa,
donde se ubica tu pequeña alcoba,
donde está vuestro pequeño lecho
y reposais, pequeña, Apolonia.

En tí hallo un pequeño cuerpo,
una hermosa pequeña sonrisa
coronada por dos preciosos pequeños luceros
encerrados en un pequeño y cálido rostro,
ubicado sobre dos discretos pequeños pechos,
engarzados al pequeño torso moreno
sobre los pequeños muslos garbosos
que te conforman, pequeña, Apolonia.

Y es sólo en tu pequeñez, oh, Apolonia,
donde hallo tu eterna inmensidad,
que se convierte, inmensa, en la mía;
y me llevas por la inmensa Arcadia,
viendo los inmensos bucólicos paisajes;
y entrelazamos nuestras pequeñas manos,
y nos hacemos inmensos, cual beso melifluo,
y ambos, pequeños, nos hacemos inmensos, oh, pequeña...

Oh, Apolonia...